sábado, 26 de abril de 2014

Los tejedores



Cuando era pequeño, los días de lluvia solíamos pasarlos en la casa. Era en esas oportunidades en que mi madre, mientras veía las telenovelas, solía tejernos chalecos. Para ello, deshacía los que ya nos quedaban chicos, le agregaba otro poco de lana, y tras un par de días de reveses y derechos, nos tenía chaleco nuevo...

Yo siempre la observaba con atención, hasta que un día le pregunté cómo lo hacía. Ella me explicó los movimientos que realizaba, y cuando se descuidaba, yo le tomaba el tejido y le avanzaba una corrida... Como no sabía, siempre metía las patas y mi madre terminaba deshaciendo dos corridas, para así volver a retomar su tejido... 

Al final, aprendí... Así fue como, reuniendo algunos pesos, me compré un ovillo de lana azul marino y a punta de revés y derecho, me hice una bufanda... La usé durante mucho tiempo... 

Para no olvidar lo aprendido, tejía pequeños cuadrados de lana... La verdad es que había olvidado eso, pero Claudia (mi amiga de Victoria, de quien hablé en el relato de "La Chumanga"), me recordó que le había enviado uno de esos cuadrados, como obsequio - La verdad es que me sonrojé bastante cuando me lo recordó-

Es del caso que, estando en las actividades de aniversario de mi liceo, una de las competencias era que un hombre tejiera una bufanda... Yo guardaba silencio respecto de mi "habilidad" con los palillos, pero como una prima estaba en el mismo curso, sin que nadie le preguntara y como si fuera Judas, me "vendió"...

Así fue como el día de las actividades, a todos tejedores del liceo nos ubicaron en un espacio aislado (era uno por curso)... Mientras los demás compañeros realizaban las diferentes pruebas (Gimkana, pruebas flash, tirar la cuerda, la carretilla, disfraces, etc); nosotros, teje que teje...

No faltaron los que tenían gran habilidad y mientras tejían, conversaban y comentaban las competencias... En eso yo me detenía a ver las actividades y mis compañeros me gritaban "Eduardo: Sigue tejiendo"...

Desde ese día, nunca más tomé un par de palillos... Y por si se preguntan como me fue; le gané a todos mis compañeros de primero medio... :)


jueves, 24 de abril de 2014

La Barwoman




En mis tiempos de universidad, había una chica que llamaba bastante la atención. Era una colorina de ojos verdosos, que siempre destacaba con un delineador negro; rostro ovalado, nariz levemente respingada labios carnosos, pero no gruesos; alta y delgada, a pesar de tener una contextura media; y que siempre vestía ropa ceñida, destacando un bien formado busto.

Ocasionalmente escuchaba que mis compañeras cuchicheaban, no tardé mucho en descubrir que hablaban de ella. Yo no la conocía; aunque era bella y no me era indiferente, jamás me preocupé de buscar hablarle, o pedir a uno de sus conocidos, que nos presentaran... (Típico de aquellos años, al menos, según me parecía a mí).

Cierto día pregunté si alguien la ubicaba, no mostrando mucho interés; Vivianne, una de mis compañeras, me contó que ella era la barwoman del "Bárbaro"; un Pub de Temuco, que ignoro donde quedaba. No volví a preguntar nada más de ella.

Yo tenía la idea de que una chica así, tendría un galán atractivo y solvente, que atendiera sus gustos... Fui prejuicioso, y lo reconozco. Para mí, la universidad era un mundo nuevo, donde ya había visto varios casos en que las chicas bellas, andaban con chicos de esas características... Obviamente, yo no estaba en ese grupo; jamás me creí el cuento de que fuera atractivo, y mis recursos económicos apenas me alcanzaban para locomoción y mi naciente vicio, el cigarrillo...



Uno de los requisitos de la universidad, era que todos los alumnos debían cursar un ramo deportivo. Como el deporte no era lo mío, postulé varias veces a un cupo en Ping-pong, hasta que lo conseguí. 

El curso estaba integrado por alumnos de diversas carreras y una de mis compañeras era ella, la colorina que había llamado mi atención un par de años atrás.

A medida que transcurrían las clases, ya uno iba recordando los rostros de los compañeros y para el final del semestre, nos saludábamos cordialmente.

Para ese entonces, yo ya estaba casado, y eso lo comenté en una de las clases... Curiosamente al final de la misma, ella se aproximó y me dijo si quería ir a comer una pizza al mall. Fuimos y conversamos un buen rato. tras lo cual me di cuenta de lo injusto que había sido en mis apreciaciones. 

Ella era una chica que contra la voluntad de sus padres se vino a estudiar al sur, prácticamente con lo puesto... Consciente de sus atributos físicos, sabía que trabajo no le faltaría y con eso, más crédito y becas, logró sacar adelante su carrera... Por dentro yo moría de vergüenza... Ella era sencilla, directa, con un timbre de voz que daba gusto oír. El movimiento de sus manos era delicado y muy "femenino" (disculpen si suena machista la descripción), aunque las mismas se notaban gastadas por el trabajo... Era de esas personas que te miraba a los ojos al hablar... Conversamos trivialidades y luego de servirnos la pizza, cada cual cortó por su camino...

Años después me crucé con ella, en lo me pareció, era una ONG ambientalista... No pregunté mucho; la saludé cordialmente y nunca más la volví a ver.


Hasta el día de hoy, me pregunto a qué obedeció esa invitación... En atención a que yo estaba casado, tal vez asumía que no la intentaría seducir - de hecho, no hubo intento alguno al respecto -. O tal vez solo deseaba conversar con alguien, ser escuchada y comprendida. - No recuerdo haberla visto compartir con amigas; tal vez, no las tenía - . 



jueves, 17 de abril de 2014

Venezuela



Venezuela, un país al norte de Sud América..., o al sur de Centro América... O un país del nuevo continente, con mañas del viejo continente...

Ciertamente, de niño, lo único que sabía de Venezuela, era por sus telenovelas...

Recuerdo que eran interminables... Cuando todo se iba a aclarar, surgía una nueva dificultad... Eran 3 meses más de incertidumbre... 

Sus personajes eran muy bien armados, y uno se identificaba con alguno, o bien, se encariñaba con otro... Increíble, pero se llegaba a detestar a los malos... 

En cuanto a los actores; en otra novela aparecían de buenos, y eran perdonados por la maldad causada en la novela anterior... Visión muy de niño tal vez... 

Los paisajes, su acento, sus bellas mujeres (ahora digo bellas. En mi niñez, eran las "angelicales"), y sus multifacéticos actores... Nadie de la época puede negar que conoció al "Puma", primero como actor, y luego como cantante... Así también pasó con Carlos Matta, el "Cheíto"... Y otros que de momento no me vienen a la mente...

En la Universidad, supe de Venezuela, por mi profesor de "Manejo del Fuego"... La empresa para la que trabajaba, tenía patrimonio allá... Nos contaba algunas anécdotas; como el hecho de aprovechar las noches de aburrimiento, y salir a pasar semáforos en rojo para ser perseguido por la policía... Tras la licencia iba su billete, y la infracción era perdonada (cosa que en Chile, se supone que no pasa... - No me consta, pero haré como que es así)...

En cuanto a la foto que acompaña este relato. Fue parte de una campaña alusiva a "desnudos por Venezuela"... Ya que las fuerzas armadas denigraban a los protestantes, desnudándolos...

No sé si realmente la situación del país sea tan mala como se nos señala... O es la versión de los medios... No haré un análisis de algo que desconozco en detalle... Ni una defensa de un régimen donde los poderes recaen en una persona, y en que los medios no pueden informar libremente...

Solo diré que las novelas fueron parte de mi infancia. Alimentaron mi imaginación. Y me dieron momentos para compartir con mi madre, a quien por cierto, ya veo con muy poca frecuencia... No por ser descariñado; sino que por la distancia, y porque mi vida familiar me demanda mucho tiempo... Un culebrón chileno, con aires venezolanos, sin tragedia de por medio...

Paz al pueblo de Venezuela. Que prime la cordura, y que nos sigan deleitando con su bellas mujeres...




Una noche de Jueves Santo




Siendo hoy, noche de jueves santo, vino a mi memoria una de aquellas noches...

Esto sería hace unos 20 años. Por una de esas casualidades, me encontré con unos amigos, vecinos de barrio... Los padres de Marcos (uno de ellos), habían salido y él había quedado en casa junto a su hermana... Surgió la idea de compartir “algo”... Ese “algo”, era piscolas y papas fritas...

Al ingresar a la casa, junto a otros amigos, noté que estaba Carola, la polola de Marcos. Ella ya se había dado a la tarea de freir unas papas... El grupo lo completaba Juan Pablo (hermano de Carola), y Pato (otro de los vecinos)...

Mientras conversábamos de cosas diversas, de fondo oíamos un “cassette” del grupo de moda: Maná...

En el muelle de San Blass... Mariposa traicionera... Vivir sin aire... Déjame entrar... Y tantas otras más.

Los temas conversados, ya el tiempo los ha borrado de mi mente... Pero algo me quedó muy presente... La actitud de Carola cuando llegamos... Parecía estar avergonzada de que la viéramos cocinando para él... O tal vez, quería aprovechar la noche y el espacio para estar a solas con Marcos... Eso fue al comienzo, ya que el ambiente fue muy grato y todos hablábamos sin parar..., a veces con uno, a veces con otro, y otras tantas, casi todos al mismo tiempo... O todos coreando las canciones...

Como sea que se hayan dado las cosas, fue una muy grata noche... Noche que nunca se volvió a repetir, ya que con los años, cada cual siguió su propio camino... Patricio se fue al norte, Marcos a Temuco, Carola también (pero no están juntos)... y de Juan Pablo y Paola, no he vuelto a saber...

Hoy, con los años, añoro el poder disfrutar una más de aquellas noches, en que el tiempo era relativo, tenía toda una vida por delante y un sinnúmero de oportunidades; pero por sobre todo, por verles una vez más...


Nostalgia, sin duda..., los años no han pasado en vano...


miércoles, 2 de abril de 2014

Cartas de adolescente


En la historia anterior hice alusión a unas amigas que conocí en la Ciudad de Victoria. Hablé de las cartas que intercambiamos y de la vez que las visité...

Pues bien, al día siguiente me di a la tarea de tratar de ubicarlas nuevamente... Obviamente, con los recursos informáticos actuales, es mucho más fácil, si se sabe como buscar...

A la primera persona que contacté fue a Natalia... Fue muy entretenido charlar con ella (léase, intercambiar mensajes)... Debo reconocer que es más guapa de lo que recordaba (o sería que en esos años yo era muy “pollo”)... Hablamos de aquellos tiempos, de los actuales y le envié un enlace de lo que había escrito en mi blog... Así fue como me enteré que seguía en contacto con las otras dos chicas (ahora más crecidas y con sus respectivas familias); su situación actual, la ciudad en que vivía... Cosas así... Me alegré mucho, no esperaba una respuesta tan cordial...

 En cuanto a las chicas, también intenté contactarlas...

Primero fue Claudia... Recordaba su sonrisa y su mirada, ese fue el indicio que me motivó a enviarle un mensaje... Como habían pasado más de 20 años (y me sorprendí de ver que también era muy guapa), mi seguridad de haber contactado a la persona correcta no era mucha, pero acerté y también charlamos un rato... Le recordé que nunca me pudo derrotar al cachipún (más conocido como piedra, papel o tijeras), así fue como en esa oportunidad quedó comprometida a ser la primera en escribir, y yo le iría contestando... También le envié el enlace al texto escrito... Ella recordaba cosas que yo había olvidado... Como cosas que le envié de regalo, y que según me dio a entender, aún conservaba... Me sonrojé al saber lo que era (no diré qué)... Ella era la chica segura de sí misma que yo recordaba...

Vanesa quedó para el final, pero igual pude contactarla... De ella recordaba su tierna mirada y su sonrisa (usaba frenillos, pero eso no afectaba su apariencia)... En la actualidad, obviamente, los frenillos habían desaparecido... Escribirle fue muy fácil, las palabras me fluyeron con mayor rapidez que con mis amigas anteriores... Me reí bastante, imagino que ella también... La encontré tierna (como era en aquellos tiempos)...

Espero no perder el contacto, y quien sabe, tal vez juntarnos a conversar... De seguro recordarán más cosas de mí, de lo que escribí; o de aquél campamento inolvidable donde se despertó mi interés por la naturaleza, desde una nueva perspectiva... Tal vez, ahí se sembró la semilla de lo que estudiaría una vez egresado de cuarto medio...

En cuanto a ellas, imagino que fue grato el diálogo... Lo sabré si me vuelven a dirigir algunas palabras...
Fueron corteses y simpáticas...

Fueron aquellas amigas adolescentes que yo recordaba...