Desde pequeños, la madres nos enseñan a querer con el corazón.... Nos dedican dulces frases, tiernas canciones, caricias suaves...... Hasta que terminamos asumiendo que con ese órgano del cuerpo, es que uno ama.....
En la adolescencia, además, aprendemos que cuando sentimos algo especial, noble y puro..., se nos aprieta el estómago; sentir maripositas, dicen las madres..... Algo así como una sensación de vacío, un nudo extraño, un pequeño burbujeo..... Faltan palabras exactas para describir aquello...
Amores juveniles, ¡cómo olvidarlos!...... Ese intercambio de miradas.... Palabras al viento, esperando que la otra persona entienda la indirecta..... Recurrir a los amigos, si es que uno es tímido..... O una actitud más frontal, si se es canchero.....
La verdad, uno experimenta ambas..... No con muy buenos resultados en mi caso.... Pero las perdidas pasan a ser experiencia; para no caer en la misma falta, en una nueva oportunidad.... A veces porque el corazón nos da esas señales, a veces por responder a un coqueteo evidente......
Muchos han dedicado canciones al corazón, o los sentimientos que este genera..... Muchos han sucumbido y han sufrido, por amores no correspondidos....
En esos momentos en que el corazón, nubla las ideas..... Actuamos en razón de ese puro sentimiento y nos dejamos llevar por sus fantasías...... ¡Me miró!.... ¡Me dijo Hola!... ¡Tomó mi mano!... ¡El primer beso!..... ¡Un abrazo apasionado!..... ¡Tantos pequeños gestos!.... ¡Pequeños tesoros invaluables!.....
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