jueves, 26 de septiembre de 2013

A mi padre


Si bien, no todos han pasado una grata infancia; nadie puede negar que, al menos en algún momento de esta, haya vivido algún momento feliz...

En varios relatos me he referido a la mía y, revisando algunas de estas mini historias, noté que no me refería mucho a mi padre o mi madre... En “hijo de tigre”, algo aludí a mi herencia genética... En “hijos de la nieve”, hice un paralelo con la infancia de mi madre y una historia reciente que aparecía en la TV... En “La Catanga”, me referí a uno de los primeros vehículos familiares (uno muy antiguo)... y en “Papá ¿somos pobres?”, me referí a una inquietud que le manifestó uno de mis hermanos a mi papá...

Pero sentí que me faltaba algo más, que aludiera a nuestra relación...

Uniendo comentarios hechos por mi madre, y una autobiografía que escuché de él y que se transmitió por la radio local, me remitiré someramente a señalar que tuvo una infancia compleja... Como muchas familias numerosas de la época (eran 7 hermanos), los recursos para educación eran limitados, así es que trabajó desde temprana edad. Recuerdo haber visto una foto de él andando en moto, era muy joven, y esta moto era de su propiedad (adquirida con sus ahorros)... Eso confirma que trabajó desde muy pequeño...

Y bien, como era emprendedor, y la vida del emprendedor autónomo en este país, es mucho más compleja que la del asalariado. Llegados los veranos, pocas veces salíamos en familia. Algunas veces a una playa a la orilla del mar en Mehuin (entonces pública, hoy los camping acabaron con ello)... Recuerdo que algunas veces fuimos a Lican-Ray, cuando el camino desde Villarrica era de ripio... Alguna salida al museo de "El Vergel" (en Angol), y otras al río Cautín (mismo que cruza mi cuidad natal y donde crecí)...

El resto del verano se lo pasaba trabajando, pues, viviendo en una zona agrícola, y siendo él un mecánico; aumentaba el trabajo y las jornadas eran: De lunes a domingo, de sol a sol (y un poco más)...

No recuerdo que tuviera vicios... Lo vi fumar sólo cuando yo ya salía de la adolescencia (y le fumaba sus cigarrillos)... Pocas veces lo vi beber (siempre le hizo mal)... Y sin embargo, nuestra relación siempre fue un tanto distante... ¿Sería porque en su infancia no tuvo mucha cercanía con su padre?, no lo sé... Aunque nunca dejó de demostrar preocupación por mí o mis hermanos.

Y ahora que mis hijos están creciendo y llegando a la adolescencia, me siento más cercano a él... Lo abrazo con más ternura, y siento que disfruta de los regalos que le hago (para su cumpleaños o navidad)... Es más, siento que al igual que los niños, está atento a estas fechas para ver con qué lo sorprendemos...

1 comentario:

  1. Nunca es tarde para darle un abrazo apretado a tu viejito...aunque uno ya sea padre o madre jamás deja de ser hij@ y pucha que es rico que te regaloneen sin importar la edad que uno tenga.
    Un abrazo gigante a la distancia... nos leemos ;)

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Gracias por dedicarme tu tiempo y tus palabras...