martes, 29 de mayo de 2012

De cacería

En uno de tantos inviernos, en que era "rescatado" por mi abuela y me invitaba a pasar mis vacaciones al campo, mi abuelo decidió salir conmigo y otro primo que estaba en similar situación....

Ese día, iba a ser un gran día de cacería... No recuerdo si salimos en la mañana o la tarde, pero sí recuerdo que iba con mis botas de goma y relativamente abrigado para salir al campo.... Caminamos bastante, mis pequeños pies ardían, así es que me desvié un poco hacia un pequeño monte que se encontraba anegado... En tanto puse el primer pie en el agua, noté que frente a mí salía huyendo una liebre... Grité a mi abuelo, quien hizo puntería y disparó.... Un gran estruendo sonó por los alrededores... Jamás había oído el sonido del disparo de una escopeta... Y si no me alejaba lo suficiente, lo más probable es que me tomara varios días recuperar la audición...

Continuamos recorrido y de repente oí el grito de un ave, que hasta la época jamás había visto.... Este era un choroy centinela, que alertaba de nuestra presencia a la bandada... Como un manto verde que se despliega al cielo,estos comenzaron a volar emitiendo su estruendoso graznido.... Era impresionante.... Eran tantos, que no se podía ver cómo continuaba el paisaje tras ellos..... En eso oí dos disparos simultáneos, sin embargo, ese paño verde comenzó a alejarse.... ¡Reflautas!, pensé yo.... Mi abuelo no acierta una....

Aún impactado ante tal espectáculo, oigo que mi primo me dice que vayamos a recoger los pájaros.... Ciertamente cayeron varios... Yo, inexperto del todo, fui a tomar uno de aquellos líndos pajaritos que saltaban sobre el pasto y continuaban con su griterío..... ¡Autch!.... Me mordió - dije yo- y mi primo me señaló que los aplastara con el pie, que él los recogería...

Ante tan provechosa jornada, yo no sabía si ir feliz o apenado por los pobres pajaritos.... El tener que ayudar a desplumarlos, fue otra cosa poco agradable.... Y si bien hubo otras actividades de caza en aquel campo. Yo tenía claro que no era lo mío... Una, porque mi puntería era pésima (con la onda, jamás he disparado una escopeta)... Otra, porque me encantaba despertar con el canto de los zorzales y las lloicas... ¿Cómo iba a tener corazón de dañar a tan nobles criaturas?....

1 comentario:

  1. Amo los pajaritos...jamás me atreveria cazarlos... otra de tus experiencias muy entrete...saludos amigo...

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Gracias por dedicarme tu tiempo y tus palabras...