lunes, 18 de junio de 2012

Garrotera y chaquetas amarillas

Cuando tenía unos 7 años, llegaron unos vecinos nuevos, quienes tenían dos hijos de nuestras mismas edades.... Obviamente, como personalidad es lo que nos sobraba en aquellos años, no tomó mucho tiempo en que nos hiciéramos amigos; bueno, más de él que de ella, pues, nuestros juegos eran un tantito bruscos...

Nuestro amigo, de nombre Cristian, tenía un pequeño problema de salud.... Algún tiempo antes de llegar a nuestra ciudad, había sufrido una caída desde una pandereta, hecho que lo tuvo inconsciente por varios días... Mejoró, pero de vez en cuando se quedaba quieto y con la vista fija al frente..... Esto duraría algo así como 10 segundos, o tal vez menos..... Sin embargo, la primera vez que le sucedió nos asustamos muchísimo, porque nadie nos había adevertido....

Una vez que entendímos lo que le sucedía, no tardamos en asociarlo a las famosas garroteras que padecía el chavo del ocho (y que se curaban con un balde de agua fría).... En este caso, no requería agua fría...

Ocupábamos nuestro tiempo libre en distintos juegos... Uno de ellos, construir una base, con su celda (de la cual se salía caminando, ya que era sólo simbólica).... Tenía sus normas de buena convivencia y se hacía lo que el ocio indicara...

Cierto día, apreciamos que desde un agujero que había entre la vereda y la calle, salían abejas..... Yo ya las conocía y más de alguna vez me habían picado (al menos en ese momento pensaba eso).... Pero estas no eran las comunes abejar que conocíamos y daban miel, si no que eran las otras, las parásitas que mordían... ¡Y muy fuerte!....

De ahí a molestar su panal fue solo un ¡tic!..... Lo que nunca consideramos, es que justo en ese momento a Cristian le iba a dar "la garrotera".... Casi tuvimos que arrastrarlo para sacarlo desde en frente del panal.... Ello significó que también nos "picaran".... Per él se llevó la peor parte.... Sobre todo en la cara..... Si mal no recuerdo, se le hincho uno o los dos ojos, como si hubiera recibido el más fiero y certero puñetazo....

Por algunos días no lo dejaron salir a jugar con nosotros.... Por suerte, no era alérgico..... Se recuperó y con el tiempo se cambiaron de casa... Al año siguiente se fueron de la ciudad.... Recuerdo que una vez lo fuimos  visitar a Temuco... Pero después de eso, nunca más volvimos a saber nada de él....

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